El altavoz de un camión que pasaba por su puerta anunciaba la llegada de la feria a su barrio. Y el entusiasmo invadió a Macarena.
La llegada de la feria era todo un acontecimiento en el barrio. Un acontecimiento que ningún niño se quería perder.
Sus padres accedieron a llevarla, a pesar del frío que hacía esa tarde.
Emocionada, abrochó los botones de su camisa con prisa, se calzó sus zapatos y se puso un abrigado tapado.
Subió a la rueda de la fortuna, entró a la casa de los espejos y al tren fantasma, y se ganó un oso de peluche gigante derribando unos patitos de hule en la kermese. Al final, disfrutaron de un show de payasos y luego comió un delicioso helado.
Un día perfecto e inolvidable, tal y como lo había imagina.
La feria no volvería hasta el año próximo. Seguro estaría allí cuando eso ocurriera.
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